31 ene 2012

I like your time, I like your thinking...


I like your time I like your thinking
and drowning in your weird obsessions
I kiss your feet as you are walking by
and feel your potion on my lips

The sundance and your eyes
invincibly combined
still wondering what to pray for
tell me why I die to please you

I wait for you I wait for you now

Shouldn't it be sad that one's alive
unjust sentence to endure
reminding all the tears we drank together
you cannot leave me all alone

Hesitation and my mind
invincibly combined
still wondering what to pray for
tell me why I die to please you

I wait for you I wait for you now

Your hazy breath -intoxicating-
illumination starts to fade
Blinded eyes cannot see a companion
a divided soul I offer to repay

I won't rely on someone's patience
another vision of delight
my childhood fears should lie in graves now
innocence I must deny

I wait for you I wait for you now

30 ene 2012

Wednesday night thoughts

En cierto momento de tu vida comienzan a juzgar tus logros en vez de tu carácter. O quizá erro y este pensamiento es solamente un reflejo de mis auto-reproches e inseguridades.


No me interesan las adulaciones de personas simples y estúpidas.


"Cuanto mas libre y determinado es el individuo, mas exigencias tiene su amor; por último, acaba por aspirar al superhombre, porque todo lo demas no satisface su amor".


¡Ansias!. Tengo ansias de gente hermosa, inteligente y carismática!.

Spiderweb T-shirt


12 ene 2012

Es frustrante que las ideas más ácidas me asalten cuando no cuento con tinta y papel ni computadora a la mano.

1 ene 2012

Una pequeña historia sobre pendejos

Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el pendejo del pueblo, un pobre infeliz, de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños mandados y limosnas.
Diariamente algunos hombres llamaban al pendejo al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 400 reales y otra de menor tamaño, pero de 2000 reales.

Él siempre cogía la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.

Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, le llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y este le respondió: Lo sé, no soy tan pendejo. Ella vale cinco veces menos, pero el día que escoja la otra, el jueguito acaba y no voy a ganar más mi moneda.
Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones:

1. Quien parece pendejo, no siempre lo es.
2. ¿Cuáles eran los verdaderos pendejos de la historia?.
3. Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos.

Pero la conclusión más interesante es:

Podemos estar bien, aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros mismos. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan de nosotros, sino lo que uno piensa de sí mismo.

El verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser pendejo delante de un pendejo que aparenta ser inteligente.

Rafael Fernández lo explica bien clarito y con ejemplos

La misión de las mujeres es que no salgas nunca de casa. Quieren convertirte en una masa de carne sin polla de la que mane dinero. Y, una vez que lo han conseguido: formar una familia sobre esa masa de carne. La misión del hombre es sembrar su semilla por todas las vaginas del mundo. Ambas misiones chocan entre sí. Es lo que se llama la “guerra de sexos”. Algunas veces, algunos hombres, ceden. Porque una gran mujer ha jugado perfectamente su partida, le ha practicado un lavado de cerebro y ha dejado al hombre estúpido, sin saber bien que tierra está pisando. Entonces, ese hombre, se convierte en un infeliz. Porque irremediablemente, despierta. A lo largo de mis casi 35 años he conocido a muchos hombres. Buenos y malos. Grandes hombres y pobres hombres. Violadores y directores de periódicos. Todos ellos me han dicho que han engañado a sus mujeres. Y el que no lo ha hecho me ha dicho:

-Estoy deseando hacerlo, pero estoy tan gordo que me da vergüenza insinuarme a una mujer.

Todos los hombres casados llevan vidas hipócritas. Todos los gordos quieren adelgazar.

También he conocido a muchas mujeres infieles. Casi tantas como hombres. Pero todas, todas las que he conocido han confesado y he visto en sus ojos, que lo que más desean, es encontrar a su príncipe azul y formar una familia. Ser mujeres respetables. He visto a muchas de ellas formando una familia, peleando por la relación y siendo fieles a auténticos hijos de putas que hasta les pegan. Yo entiendo porqué existe la violencia de género: porqué los hombres pegan a las mujeres. Es por la guerra de sexos. Ellos quieren ser libres, ellas quieren encadenarlos y chuparles la sangre y la cuenta bancaria. Una mujer, una vez que empieza a chupar, nunca tiene suficiente. Parte de la culpa la tiene esta sociedad capitalista que siempre nos hace desear tener más cosas. El maltratador, impotente, pega a la mujer porque no puede más. Su estúpida mente no le deja en paz porque por culpa de su educación judeocristina “ha de tener a una mujer”. Pero tener una sola mujer le hace infeliz. Porque tener una sola mujer hace infeliz a cualquiera. No puede con ella ni sin ella. Se droga, se emborracha o, simplemente, se vuelve loco. Y por eso hay tantos crímenes y palizas a mujeres.

Por haber leído toda la colección de “El Capitán Trueno” yo jamás he pegado a una mujer e incluso me han inflado la cara por defender a una a la que estaban metiendo mano sin su consentimiento. Detesto la violencia y si no me trago nada el rollo de que somos personas civilizadas es porque nunca he visto que se haya llegado a un importante acuerdo sin tener una guerra de por medio. El estado natural del ser humano es estar en guerra. Y el que diga lo contrario, es que no sabe nada de historia.

Yo soy pacifista y me dejo llevar por la madre naturaleza. Siempre que he podido he follado sin preservativo. Siempre que he tenido ocasión para sembrar mi semilla dentro de una bella mujer lo he hecho sin dudarlo. Que me cuelguen por eso si quieren. Cumplía órdenes. Nadie que esté sano puede resistirse a las piernas abiertas de una guapa mujer. Y no sientes que te has follado bien a una mujer hasta que le echas la leche dentro. Joder, aun en casa, encerrado, escucho sus cantos de sirena para que salga y me las folle. Claro que me siento culpable por haber puesto los cuernos a mi novia. Pero no es culpa mía. La base de la vida se centra en ese momento: la procreación. Que la mujer sea sabia y serena para que pueda cuidar de la semilla que el cabrón del hombre le ha colado dentro, en un descuido. Que pidan a un hombre casado que deje de desear a otras mujeres, es cómo si le pidieran que deje de respirar.

Yo estoy tratando de dejar de respirar. Mi novia se enteró de mis infidelidades, justo cuando estaba embarazada de mí, y le hice mucho daño. La vi rota, en el suelo, llorando. Y decidí ir contra mi natura. Porque mi novia, físicamente, se parece mucho a mi madre, muerta por malos tratos a manos de mi padre. En ese momento, cuando vi a mi novia en el suelo comprendí que también era mi madre. Que era mi oportunidad para salvar a mi madre. Que era mi oportunidad de alejarme de mi padre. De dejar de ser su hijo. Hacer que mi madre tuviera una vida perfecta. Si mi novia no tuviera un físico tan parecido al de mi madre, le seguiría poniendo los cuernos. Pero decidí, en ese momento en que estaba matándola a disgustos, hacer que una mujer lo consiguiera por una vez en la historia de la humanidad. Que mi novia fuera la única mujer del mundo al que su novio no quisiera ponerle los cuernos. Y dejé de ponerle los cuernos. Engordé todo lo que pude. Y me ayudó el destino, en una discusión el orgullo me pudo, dejé el periódico en el que trabajaba y quedé sin ingresos. Así que, ninguna mujer en su sano juicio, querría acercarse a mí.

Lo segundo (o primero) para hacer a una mujer feliz es que tengas dinero (si ella no lo tiene, como es el caso de mi novia, que es mileurista). Por eso, por el dinero, para darle la vida que deseaba, aquella noche decidí, quedarme en la casa del señor francés, comerme el estupendo plato combinado que me había preparado la vieja de la cocina, volver a llamar a mi novia para tranquilizarla y hacerle ver de una vez que había conseguido un trabajo increíble y que, por ella y por el hijo que soñábamos tener, me quedaría:

-Hoy no me crees, pero ya verás cielo –le dije- que mañana sí lo harás. Te llevaré fotos, haré videos con mi cámara de fotos digital de esta casa y de mi trabajo, pero sobre todo te llevaré el dinero al final de mes. Eso te hará feliz.

-¿Con qué puta estás? –me gritó- ¿Por qué me haces esto?

-Con nadie amor. Ya lo verás.

Y colgué el teléfono, tranquilo. El tiempo le haría ver.

Pero no había tiempo. Ella estaba desiquilibrada por mi culpa. Se tiró por la ventana. Y su bello cuerpo, con las mejores tetas que he visto, se partió en el impacto contra el suelo.

Lo supe, al día siguiente.




Soy la mejor


Soy la porquería entre la porquería.
Soy lo que más odias pero no puedes dejar de amar.
Soy quien te da amargo consuelo y malos ratos,
y aún así me necesitas más de lo que yo a ti.

Soy a la que puedes maldecir y avergonzar.
Soy mi derrota y mi dolor desgarrante;
y ni en tus sueños furtivos lograrás verme
agachar la cara ante tu inhumanidad.

Soy la que roba las almas de los pecadores,
la que se oculta en un bello disfraz con ojos de cristal.
Soy la que da caricias que dejan llagas en tu espalda,
sin hacerte sospechar.
Soy la que cautelosamente se vierte en tus venas
y te va matando poco a poco.

Soy a la que ofreces el corazón
a cambio de las sobras de mi amor.
Soy tan simple que ni extrañas el sabor.
Soy tan patética que no soportas mi indiferencia.

Sé que me odias tanto porque aún siendo la peor,
¡soy la mejor!.

Aprender II

Aprendí que los amores pueden terminar en una noche. Que grandes amigos pueden volverse grandes desconocidos. Que desconocidos pueden volverse mejores amigos. Que nunca terminamos de conocer a una persona. Que el ''nunca más'' nunca se cumple y que el ''para siempre'' siempre termina. Que el que quiere lo puede, lo logra y lo consigue. ¡Que el que arriesga no pierde!.