Entre las varias clasificaciones que existen de la personalidad, he constituido la mía: impulsivos y metódicos, los que sienten y los que piensan. Yo encajo en el tipo metódico. Me gusta ser así y me gusta rodearme de gente así (trabajo, familia, escuela...), me genera confort. El pedo deviene cuando de una relación amorosa se habla: decanto severamente por los impulsivos. Ignoro la razón, trato de adivinar por qué me seduce alguien totalmente opuesto a mí, pero nada.
Si eso es lo último que Monterrey me puede ofrecer, con más ganas me largo. Comenzaré de cero, alejada de personas tóxicas, y concentraré mi energía en mi desarrollo profesional y personal. Lo merezco y es mi obligación por el esfuerzo y la paciencia invertidos. No quiero siquiera imaginar mi situación sin esta oportunidad.
Soy consciente de que tengo pedos, háblese de complejos, inseguridades o prejuicios -todos los tenemos-, pero -siempre hay un pero-, estoy convencida de que me encuentro en uno de los mejores momentos de mi vida.
Entonces, ¿por qué no soy feliz?
Estoy consciente de cuan tolerante puedo llegar a ser, por eso me preocupa estar segura de mis decisiones, ya que mis "basta" van sin boleto de regreso.
Soy una masoquista no sólo al hacer el amor. ¿Qué mejoré entonces de la Sandra que se auto-flagelaba constantemente por aquéllos innombrables? ¿De qué sirvió fortalecer la coraza de mi corazón, si esto mismo fue lo que me jodió en esta ocasión? Es como si yo no tuviera derecho a errar.
Me molesta no ser ser capaz siquiera de ordenar mis ideas y preocuparme más por la ortografía y la gramática que por la sintaxis. Osh.
Si eso es lo último que Monterrey me puede ofrecer, con más ganas me largo. Comenzaré de cero, alejada de personas tóxicas, y concentraré mi energía en mi desarrollo profesional y personal. Lo merezco y es mi obligación por el esfuerzo y la paciencia invertidos. No quiero siquiera imaginar mi situación sin esta oportunidad.
Soy consciente de que tengo pedos, háblese de complejos, inseguridades o prejuicios -todos los tenemos-, pero -siempre hay un pero-, estoy convencida de que me encuentro en uno de los mejores momentos de mi vida.
Entonces, ¿por qué no soy feliz?
Estoy consciente de cuan tolerante puedo llegar a ser, por eso me preocupa estar segura de mis decisiones, ya que mis "basta" van sin boleto de regreso.
Soy una masoquista no sólo al hacer el amor. ¿Qué mejoré entonces de la Sandra que se auto-flagelaba constantemente por aquéllos innombrables? ¿De qué sirvió fortalecer la coraza de mi corazón, si esto mismo fue lo que me jodió en esta ocasión? Es como si yo no tuviera derecho a errar.
Me molesta no ser ser capaz siquiera de ordenar mis ideas y preocuparme más por la ortografía y la gramática que por la sintaxis. Osh.