
Elyther por Isabelle Royet (FéeBrile)
...
¡Y una sima, de resón!...
¡Y una raridad del aire!...
¡Y un goce de la herida!...
¡Y una gana de vengarme!...
...
-No te enamores de veras,
que te querrán con puñales.
Di que vas sin corazón;
porque lo dejan sin sangre.
...
-Es la muerte, y no revives.
La perfección ¿qué te vale!
Siempre serás el tu origen,
preso en la umbela del aire.
...
En voz, en follaje, en poda
gimen las iras torcaces,
y rezuman higo y fuego
roja miel y dulce sangre.
...
¡Guitarra, de no cejar!...
¡Guitarra, de no acordarte!...
¡Maldición de malquerido!...
¡Mansedumbre de cadáver!...
-¡Yo no fui! ¡Fue el que lloraba
yo, cuando no era nadie
yo, y la guitarra era
yo, sangre y sombra, la madre!
...
La guitarra va y viene,
va y viene y en su abismarte
como el que se ahorcó,
ya inocente, en el aire.
-La muerte, ablanda tu hueso
duro, para sujetarme:
yo no huiré a parte alguna,
porque estoy en todas partes.
Yo siempre estaré en la vida
a sombra de costillares,
golpeando cuerdas y nervios
y remeciendo los árboles.
¡Infinita brevedad,
que sigue y sigue, aun de sangre,
que se desangra el absorto
de la que cobra el celaje!...
-¡Clava en tu carne tu hueso
y echa a morder en el aire,
que Dios no quiere contigo
sino errar adivinándote!
...
-¡Yo no sé sino que vivo
porque me maté muy tarde!
¡Yo no sé sino que muero
de tanto temer matarme!
¡Esta música maldita
que no acaba, y que no acabe!...
¡Ay, manera de matar,
que no mata lo bastante!...
¡Repetir que no, que no!...
¡En el fluir, atravesarte!...
¡Acallarlo, con sordera!...
¡Contener brazo del aire!
-¡Ay, que me enfrío de muerte!
¡Ay, que me pasó mi sangre!
¡Ay, que me puse a morir-
me de través en el cauce!
...
-¡Y mueres, y no te alegras!
¿No lo querías sin margen?
¡El agua que te ahoga
es el llanto ya sin sauce!
-¡Que los ayes me desuellan,
ay, sin llegar a tocarme!
¡Que ya me quiero dormir
en los brazos de los ayes!
Bordonearon las tremendas
guitarras imponderables;
y va enfriando su asfixia
a oscuridad del aire.
Fragmentos de "La Campana Catalina" (1936) de Martín Adán
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