14 ago 2011

Te hablo, pero mi palabra no te alcanza...

Quiero dormir en tus perfumes,
beber de tu tristeza
contemplar la noche en tus ojos,
y ser tu dolor desgarrante.
Quiero perderme en tu interior,
entre lágrimas y vodka,
volver a ser tu musa,
relajar tu risa trémula.

Oh, cariño,
desangrame en tus riveras
y has que renazca
en un grito al infinito.
Has caso a estos lamentos
como aquella noche roja,
al ritmo de los latidos
que lamiste de la puerta.

¡Mata esta conciencia,
mata tu conciencia!

¡Que me hieren tus astillas,
cortan mi carne y la llevan
ante aquella que es la madre
de desear el bien ajeno!
Muere la seta en la roca,
por querer ser dulce rosa.
¡Que muera el roble de sed
por beber lluvia viajera!

No me engañas,
ni te engaño.

Tantas lunas te alejan,
y me droga tu recuerdo,
un recuerdo lacerante
que me ruega humillarme.
Miro al cielo,
tú lo miras,
pero otra estrella
es la que admiras.

¡No te entiendo,
ni te entiendes!

Fui medicina,
una muy buena,
de seis horas
de eficiencia.
Ya no importa,
¿que más queda?
aunque, cariño,
yo te quiera.

Y te hablo horas enteras,
pero mi palabra no te alcanza.
Sólo sueño que te digo:
quiero dormir en tus perfumes...

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