Quiero, a la sombra de un ala, contar este cuento en flor:La niña de Guatemala, la que se murió de amor.Eran de lirio los ramos, y las orlas de reseday de jazmín; la enterramos en una caja de seda.…Ella dio al desmemoriado una almohadilla de olor;él volvió, volvió casado; ella se murió de amor.Iban cargándola en andas obispos y embajadores;detrás iba el pueblo en tandas, todo cargado de flores.…Ella, por volverlo a ver, salió a verlo al mirador:él volvió con su mujer; ella se murió de amor.Como de bronce candente al beso de despedidaera su frente ¡la frente que más he amado en mi vida!…Se entró de tarde en el río, la sacó muerta el doctor;dicen que murió de frío: yo sé que murió de amor.Allí, en la bóveda helada, la pusieron en dos bancos;besé su mano afilada, besé sus zapatos blancos.Callado, al obscurecer, me llamó el enterrador.¡Nunca más he vuelto a ver a la que murió de amor!
Estas nueve estrofas pertenecen al poema La Niña de Guatemala de José Martí, famoso poeta y patriota cubano nacido en 1853. En él narra su relación con María García Granados, hija del expresidente de Guatemala y revolucionario liberal Don Miguel García Granados.
Martí, a la edad de 24 años, llegó a Guatemala para dedicarse a la docencia en la Academia de Niñas de Centroamérica, ahí fue donde María, a sus 16 años, quedó enamorada de él.
Pero no fue sino hasta 1877 que Martí se encuentra a María en una fiesta de disfraces, en donde la chica de 20 años recibía vestida como egipcia a los invitados, impactando a José con su belleza. Se inició entonces una estrecha amistad entre ellos, pero cuando Martí se percató de los sentimientos de la chica, decidió desalentarla diciéndole que entre ellos no podía existir una relación ya que el se encontraba comprometido con Carmen Zayas Bazán, quien lo esperaba en México.
Antes de partir a México para contraer nupcias con Carmen, María le entrega como despedida a Martí un crespo de su cabellera, una almohadilla de olor y un pequeño retrato suyo con una elocuente dedicatoria: "Tu niña, Guatemala”.
Al poco tiempo Martí regresa a Guatemala con su esposa Carmen y al no presentarse ante María, ella le envía una nota tan elocuente como sintética, con la elegancia del sutil reproche, en la que le dice:
"Hace seis días que llegaste a Guatemala, y no has venido a verme. ¿Por qué eludes tu visita?. Yo no tengo resentimiento contigo, porque tú siempre me hablaste con sinceridad respecto a tu situación moral de compromiso de matrimonio con la señorita Zayas Bazán.
Te suplico que vengas pronto,
Tu niña."
El sentimiento se había arraigado profundamente en el alma de María, y no era ella del temple de las que olvidan. Su pasión se encerraba en este dilema: verse satisfecha, o morir. No pudiendo verificarse lo primero, le quedaba el otro recurso. En efecto, su naturaleza se resintió de golpe, fue decayendo paulatinamente, un suspiro continuo la consumía y, a pesar de los cuidados de la familia y los esfuerzos de la ciencia, después de estar algunos días en cama sin exhalar una queja, la joven muere de la enfermedad que en ese entonces se calificaba como mal de amor, la tuberculosis.
No pudo el poeta descubrir a tiempo el error de su matrimonio: quiso probar el camino de todos los hombres porque en el suyo se le anunciaba azarosa la vida: dijo sobre lo extraña y difícil que para él le resultaba la gente, y sobre lo difícil y extraño que la gente lo veía a él: "¡Qué tormento, tener los pies atados a la tierra y sentir en la frente aires divinos, y en el corazón la trova amorosa, y las alas entrándose en las nubes! La claridad del cielo, de puro viva, es ciega para la tierra. La superioridad es una especie de locura".
Cuatro años antes de morir en la batalla de Dos Ríos, sin haberse perdonado jamás lo sucedido a la joven, José Martí escribe los Versos Sencillos y entre ellos el poema dedicado a María García Granados, conocida desde entonces como "la niña de Guatemala".
Todos encontramos belleza en las historias de amor imposible, leyendas y mitos están colmados de ellas, las cuales son fórmula probada para novelas, canciones, y hasta películas de Disney, pero, ¿por qué no es inmoral disfrutar del dolor de quien "muere de amor"?.
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