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Fingirse alegre es un mérito exclusivo de los tristes. La felicidad no genera filosofías ni produce grandes artistas.
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Muy frío se le palpó el corazón bajo la muselina del traje. [...] Se sabe que vivía apretada en aquel cuerpo, que no le cabía la tristeza en ese cuerpo pequeño a la mujer más triste del mundo.
Clic aquí para leer la historia de Lucía Zarate.
Gracias por citar mi artículo.
ResponderBorrarSaludos desde Cuba.