SOLOS EN LA OSCURIDAD
En un rincón oscuro del mundo y olvidado por Dios yacían los atormentados cuerpos de dos renegados que estaban conscientes de la mortalidad de sus almas. Herejes les decían, sacrílegos les apuntaban... como disfrutaban de la mediocridad del poblado, ellos sonreían y solo pasaban.
Solían preguntarse entre ellos:
- ¿Acaso esta gente no tiene criterio?.
- No, no es éso, sólo es que se mantienen ciegos.
- ¿Ciegos?, ¿cómo pueden estar ciegos?.
- Es que sus ojos solamente ven las apariencias.
- Que raro es todo ésto. ¿Tú ves como yo veo?.
- Nosotros nacimos carentes de velo.
- ¿Es éso bueno?.
- No lo sé, sólo sé que vemos: debemos observar aunque no lo deseemos el dolor de la gente, la suciedad del ambiente, la ignorancia ensalzada, el aura de muerte... Ahora tú dime, ¿es éso bueno?.
- ¿Cómo decirlo?, ¿cómo saberlo?. Tienes razón, lo veo, pero en mis ojos sólo encuentro dolor... no solamente veo, también siento.
Mientras pensaban en ésto escuchaban a lo lejos los gritos de los infantes y las risas de sus madres. Pero éso solamente era el comienzo: al agudizar sus sentidos podían escuchar los llantos y las plegarias que se diluían en la noche sin ser contestadas. Se observaron y se estremecieron, se percataron de que estaban solos a la deriva en un vacío flagelante, que únicamente se tenían a ellos, y aunque yacían agonizantes, sus miradas se cruzaron descifrando sus interiores: Oh, ¿acaso puede ser ésto?, y por fin comprendieron que ya eran uno, el hermano dolor lo había decidido y la bella penumbra los había desposado. ¿Cómo puede ser así si somos hermanos?, Ya no lo somos, mi reflejo amado. Él, aturdido, observó la voluptuosidad de Sara, siempre la había visto, ahondaba su alma, pero nunca miró su cuerpo pues era su hermana, ahora sabía que era perfecta; trato de resistirse pero luego meditó: Somos uno los dos, y nuevamente la observó, mientras ella con la mirada su piel abrazó, ésto ya no lo turbó y comenzaron a acercarse con solemne y parsimonia alegría, tímidamente ella rozó su rostro y él fuertemente se apoderó de su talle, nuevamente sus miradas se cruzaron y con su sombrío esplendor se susurraron Te amo, se unieron fervientes en el más hondo beso y por vez primera sintieron calor en sus almas, con ceremonia y respeto desnudaron sus cuerpos y se extasiaron al observar la exquisita complejidad de ellos. La pasión otorgada por la llama de Satán en su más puro estado los llevó al extremo y por instinto absoluto fundieron sus cuerpos, sin prisa, en silencio; las lágrimas brotaban de emoción y contento mientras juntos danzaban en honor al maestro, una y otra vez se repetía el encuentro hasta que sus cuerpos aprendieron la sincronía del opuesto, esta danza perfecta de lágrimas y deseo los transportó unidos al averno.
Por FloresDelMal. Tomado del ya inexistente grupo de MSN "De Letras, Sangre y Muerte" en 2005 aproximadamente.
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